Nico tenía 16 años cuando por primera vez apostó los resultados de un partido. Fue el año pasado. Luego, empezó a jugar con sus amigos en los recreos, con la plata que le daban para gastar en el colegio. Según cuenta, la mayoría de los chicos hacía lo mismo. El dinero ya no le alcanzaba cada día para sus apuestas. A veces, solo a veces, ganaba algo. Empezó a vender cosas que ya no usaba. Pidió plata prestada a amigos y a conocidos. Cuando le robó a su mamá, hace dos meses, ya no había vuelta atrás: “se me fue todo de las manos. Comencé a perder el control; ya ni dormía, sólo pensaba en apostar. Lo más triste fue perder la confianza de mis padres”, cuenta el joven, angustiado. Este año termina la secundaria. Como consecuencia de su adicción, se quedó sin viaje de egresados. Y ahora está haciendo terapia para recuperarse.
El norte clama por una salida a la ludopatía infantilLos padres de Nico sospecharon que algo no estaba bien en una reunión escolar. “Primero lo notaron los preceptores, pero no sabían bien qué hacíamos con el celular, y por qué hablábamos de plata. Después de preguntar, descubrieron que nos pasábamos toda la mañana apostando y que ya había problemas porque nos prestábamos guita”, explica.
“Ahora me doy cuenta de que si seguía por ese camino iba a pasar lo peor. Una vez gané $ 50.000 y a la media hora ya no tenía nada. Es una obsesión, te quita el sueño y las ganas de hacer lo que antes hacías”, remarca.
Los sitios de apuestas ilegales ayudan a que el problema no se detenga, confiesa. Operan hasta por WhatsApp. “Desde números anónimos, solo te piden el dinero y ningún dato más para ingresar a jugar. No importa la edad que tengas. Primero te regalan un monton mínimo, y así te enganchan”, relata. A él nunca le exigieron requisitos, ni le preguntaron su edad. Los más comunes, según detalla, son los sitios de apuestas deportivas, casinos y loterías.
Informe nacional
Las apuestas online se han convertido en un problema creciente entre los estudiantes secundarios, especialmente entre los varones. El informe “Apostar no es un juego”, una investigación realizada años entre mayo y julio de 2024, reveló que cuatro de cada 10 jóvenes apuesta habitualmente o lo hizo en forma reciente. Afecta más a los hombres que a las mujeres.
El estudio interdisciplinario, presentado el lunes en la Universidad de Buenos Aires (UBA), se hizo en 360 localidades de las 24 provincias del país. Fueron entrevistados más de 9.000 hombres y mujeres de entre 15 y 29 años. Tres de cada cuatro apostadores creen que las apuestas pueden convertirse en una adicción y un 30% ha experimentado ansiedad o estrés por no haber podido realizar una apuesta.
En Tucumán, las consultas por esta problemática no paran de incrementarse. A dos meses de haberse inaugurado el Centro de Referencia en Adicciones sin Sustancias (CREAS), el trabajo de asistencia ha ido aumentando cada vez más en este dispositivo que funciona en el Centro Primario de las Adicciones (CEPLA) de Villa Luján (Juan José Passo 365).
Más consultas
Las consultas por adicciones en general (alcohol, drogas y ludopatía) se incrementaron un 15% durante agosto y septiembre, según detalló el secretario de Políticas Integrales sobre Adicciones, Lucas Haurigot Posse.
“El aumento se dio por las nuevas consultas sobre adicciones sin sustancias. Creemos que es un dispositivo necesario ya que tuvo impacto inmediato, aunque recién se va instalando en el conocimiento general de la población”, sostuvo el funcionario.
“La ludopatía es un problema y yo lo tengo”, confesó el streamer CoscuEl CREAS cuenta con profesionales especializados para atender a las personas que perdieron el control sobre conductas vinculadas al juego o tecnología: ofrece espacios terapéuticos ambulatorios y acompañamiento individual y familiar.
“Las adicciones sin sustancia se presentan de diversas maneras. Por ejemplo, en el tema de la ludopatía, pueden ser juegos online o apuestas a través de distintas aplicaciones. Una persona puede tener algunos momentos de conciencia y darse cuenta que está en problemas. Porque empieza a apostar mucho dinero sin control y aparecen los inconvenientes financieros. Puede también encontrar dificultades; entonces, ya no se concentra mucho en el trabajo, o si son chicos pasan mucho tiempo con el juego y baja su rendimiento escolar, las horas de estudio en la casa. Los juegos tecnológicos van llevando al chico a constantemente seguir apostando, seguir jugando, buscando logros, buscando ganancias y satisfacciones. Y esto empieza a hacer que tenga problemas en distintas áreas de su vida”, describe Haurigot Posse.
Los adolescentes que apuestan en forma problemática empiezan a perder el interés también en las actividades deportivas que antes llevaban adelante. Y se debilita el vínculo con los amigos, según detalla el experto.
“A nivel familiar, siempre se recomienda a los papás y a las mamás que hagan un control sobre los usos de distintos dispositivos tecnológicos de los hijos, a edades tempranas, desde los 10, 11 o 12 años, donde hay que marcar muchos límites con el tema del uso del celular”, recomienda.
Conviene limitar, desde muy chicos, el tiempo que pasan viendo videos o jugando a la play. “Muchas veces llegan a las consultas chicos que pasan 12 a 18 horas por día jugando”, detalló.
Ilegales
María Florencia Lazarte, del Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA), también reconoce que se incrementaron mucho las consultas sobre situaciones de juego problemático en adolescentes. Ha llegado a atender casos desde los 13 o 14 años. Sucede que a esa edad muchos adolescentes tienen los medios y los recursos para hacerlo puesto que cuentan con billeteras virtuales que sus padres les habilitan para que puedan manejarse con sus gastos.
Y aunque las aplicaciones para hacer apuestas están prohibidas para los menores de edad, los chicos ingresan porque los filtros son escasos y fáciles de falsear para ellos. El tema despierta mucha inquietud, reconoce Lazarte, porque cada vez son más los adolescentes que hablan de dinero y de apuestas que hacen desde sus celulares. Muchos casinos online los captan a través de las redes sociales: les ofrecen dinero para las primeras apuestas y así quedan enganchados.
Lazarte contó su experiencia con pacientes que llegan a hacer un tratamiento para frenar este tipo de adicciones sin sustancia. Hasta hace poco era una consulta en la que aparecían siempre adultos, y ahora esto ha cambiado.
“Se hace un abordaje integral con la familia y su entorno social. En el adolescentes es más evidente que la acción de jugar tiene que ver con un síntoma de otra cosa. Algo está pasando en esos chicos que están buscando satisfacción en la acción de jugar y apostar. Cuando empezamos a trabajar con ese paciente, siempre vemos que hay situaciones de conflictos en su entorno familiar o vincular social. Apuntamos también a trabajar recomendaciones en la familia, en relación al dinero que se facilita y su utilización. Además, se sugieren bloqueos de los dispositivos para ayudarlo a no apostar en forma online y cambiar esos patrones conductuales. Pero lo principal es ver cuál es ese conflicto en la vida del paciente que puede estar ocasionando este síntoma compulsivo”, explica.
A tener en cuenta
La psicóloga Florencia Lazarte, del Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA), nos dio algunos consejos que nos pueden ayudar a advertir cuándo un joven está en problemas de adicción y cómo podemos ayudarlos.
- Señales de que está apostando
Debemos estar atentos al comportamiento de la persona: si baja el rendimiento escolar, si pasa muchas horas conectado a dispositivos electrónicos, saber cuáles son los gastos que realiza y los ingresos de dinero que llegan a su billetera virtual. También estar atentos a si se aísla de las actividades sociales que antes hacía y prefiere, en lugar de eso, estar frente a celulares o computadoras.
- Cuáles son las consecuencias
El juego compulsivo y las apuestas generan problemas como pérdida de grandes cantidades de dinero que los chicos no manejan, pero al que acceden mediante la tarjeta de los padres, regalos o ventas de objetos personales. Además, puede generar inconvenientes en varias áreas vitales del sujeto y ser tan perjudicial como el consumo de sustancias tóxicas, generando problemas a nivel familiar, individual y social.
- Qué podemos hacer
Lo más importante es hablar con nuestros hijos, siempre desde el lugar de la contención y los cuidados, y por supuesto buscar una orientación profesional para saber cómo actuar y sobrellevar esta situación.
- Cuáles son las fases de la adicción
Es importante aclarar que no todo el que consume o juega es un adicto. Suelen recorrer un camino desde una actividad que primero es placentera hasta que se convierte en una adicción. Primero se da una “Fase de ganancia”, placentera, llamada luna de miel. Luego, se da la “Fase de pérdida”: la persona juega para recuperar lo perdido. La “Fase de desesperación” viene después. Es cuando el individuo quiere que todo sea como antes. La “Fase de desesperanza y agotamiento” es la última. El paciente puede llegar incluso a cometer actos suicidas.